Mapa de huellas. Minga Indígena.

Mapa de huellas.  Minga Indígena.
Fuentes. Google, Altavista
No hay publicaciones.
No hay publicaciones.

Lunes 9 de marzo de 2009

4 de Marzo de 2009

4 de Marzo de 2009
El Espectador, Colombia

4 Mar 2009 - 9:25 pm
Democracia y derechos humanos
Por: Rodolfo Arango



EN TIEMPOS DE CRISIS ADQUIERE plena vigencia el refrán “En río revuelto, ganancia de pescadores”.

El llamado a un centro político por Claudia López o León Valencia, la convergencia democrática de Petro o el reagrupamiento de los partidos uribistas que pretenden legalizar el transfuguismo en la reforma política, son actos propios de pescadores en río revuelto. Los principios y contenidos se subordinan a la estrategia electoral: que el Polo está capturado por la izquierda revolucionaria, dicen los primeros. Que debemos atajar a Uribe incluso con uribistas no reeleccionistas, dice el segundo. Para la salud de la democracia colombiana, los debates venideros deberían ser temáticos y respetar los principios de veracidad, transparencia y buena fe. Cosa aparte es la mala fe de periodistas desinformados que salen a decir que no sucedió lo que ignoran o callan selectivamente. Bastaba a María Isabel Rueda leer el discurso de Carlos Gaviria ante el II Congreso del Polo para enterarse de la categórica condena a las Farc por boca de quien lo preside antes de quejarse por un inexistente silencio.

La democracia liberal es inadecuada para la realización integral de los derechos humanos. El modelo político liberal parte de una concepción instrumental del ser humano como agente racional y de una visión del proceso político como si se tratara de un libre mercado. La democracia comunitarista tampoco es idónea para el fin anotado. Su preferencia por la colectividad sacrifica los derechos individuales en el altar del interés colectivo. La peor opción de todas es la del uribismo, ideología que combina la negación de los derechos sociales típica de la democracia liberal con la imposición del perfeccionismo moral característico de la democracia comunitarista.

En contraste, la democracia social defendida por la izquierda democrática (¡no confundir con la izquierda revolucionaria!) rechaza explícitamente los modelos liberal y comunitarista, sin que ello signifique la abolición de la libertad. La democracia social corrige al liberalismo clásico y al capitalismo para permitir la realización de la libertad para todos, sin exclusiones. En ella no dejan de tener vigencia los derechos civiles y políticos, la propiedad privada o la libre iniciativa económica. La democracia social exige la adopción de un Estado constitucional, social y democrático de derecho con el fin de asegurar además la vigencia de los derechos sociales. En una sociedad con profundas desigualdades e injusticias, no bastan la ética y la equidad como principios de conducta ciudadana.

Se requiere un diseño constitucional e institucional que neutralice el desmonte del Estado, corrija las fallas del mercado, ataje el ventajismo de las grandes potencias, permita el pluralismo y garantice el acceso de todos a los beneficios sociales. Por lo demás, es importante recordar que existen modelos de desarrollo económico y social alternativos. Un abismo ideológico y práctico separa a la minga indígena de la forma de producción capitalista defendida por el difuso “centro político”.


Sólo una democracia social como modelo político, económico y cultural se toma en serio la indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos humanos. No existen derechos de primera categoría como los civiles y políticos, y segunda categoría como los sociales, económicos, culturales y ambientales, como supone el liberalismo clásico para darle prioridad a la seguridad sobre la subsistencia. La construcción de partidos políticos fuertes desde las bases, con ideología clara e ideario coherente, aporta más al país que el oportunismo político electoral, venga del centro o no. Puede estar tranquila la ola amarilla de William Ospina: ¡crecerá, crecerá y crecerá, muy a pesar del uribismo y del movimiento centrista de la calle!
Rodolfo Arango


PIA se solidariza con la minga de los indígenas colombianos

Prensa Web RNV/Prensa Parlamento Indígena de América
4 Marzo 2009, 03:25 PM


El presidente del Parlamento Indígena de América, diputado José Poyo Cascante, expresó su solidaridad con los pueblos indígenas de Colombia que iniciaron el día de ayer la movilización o minga para rechazar las acciones de grupos guerrilleros y del Ejército en sus territorios.El diputado indígena José Poyo Cascante indicó que el Parlamento Indígena de América se mantiene alerta frente a las acciones de los gobiernos y de grupos que pretenden cercenar los derechos humanos de los pueblos indígenas del continente."Estamos haciendo seguimiento de manera permanente a las denuncias que han venido presentando nuestros hermanos indígenas de Colombia. Nosotros somos solidarios con sus acciones, pues creemos que sus reclamos son juntos", dijo.Agregó que el Grupo Parlamentario Venezolano, que se reunirá la próxima semana, tendrá entre los puntos del orden del día, considerar la situación de los indígenas del Cauca y el caso de los 18 indígenas Awa asesinados en circunstancias aún no esclarecidas.Acotó que será designada una comisión de parlamentarios indígenas que se trasladará hasta el vecino país para celebrar reuniones con las organizaciones indígenas y su dirigencia, a fin de conocer de primera mano la situación.

4 de Marzo de 2009

4 de Marzo de 2009
Radio Nacional de Venezuela
El verdadero Cauca
-->
Para quienes el Cauca es cuna de guerrilleros, zona de cultivos ilícitos, escenario de crueles batallas contra los miembros de la Fuerza Pública, departamento pobre y olvidado... y así podría seguir con una gran cantidad de calificativos; también es bueno decir que sobre el departamento del Cauca se podrían escribir muchas historias, crónicas o reportajes, sobre grandes sucesos históricos, personajes de la ciencia o de la vida política nacional, lugares hermosos y paradisíacos, muy seguramente pocos ponen atención en las verdades y realidades que se viven a diario, las historias que no se escriben, las vivencias y sufrimientos de la gente común, las personas que sufren las consecuencias que dejan el uso de las armas, prácticamente desde que inicio la Conquista.
Me centraré en un proceso que se ha venido desarrollando desde hace mucho tiempo en el norte del departamento, en los mismos municipios que vemos normalmente en los noticieros, y no precisamente por ser centros turísticos o industriales del país.
Estoy hablando de Caloto (mi lugar de origen), Toribío, Jambaló, Caldono y Santander de Quilichao, poblados principalmente por comunidades paeces (nasas). Este proceso que para muchos es una curiosidad política, para otros un proceso que debería darse en toda Colombia, pero para los caucanos que vivimos y sufrimos a diario en nuestra tierra es un plan de vida, una forma de enfrentar la adversidad y el olvido en el cual nos ha mantenido el Gobierno, el cual se ha puesto en la tarea de desprestigiar y atacar de una forma muy baja a una organización en Colombia que ha logrado plantear verdaderas alternativas de paz, de desarrollo y convivencia, sin necesidad de depender de agentes externos, que lo que buscan en nuestras tierras son la riqueza y abundancia que aún conservamos.
Para muchos, el proceso de resistencia civil es algo novedoso y curioso: que la idea de ser neutral ante cualquier actor armado, bien sea Gobierno, guerrillas o paramilitares, es una estupidez y no es más que una forma de camuflar el apoyo a grupos armados ilegales. Lo que muchos no entienden (incluido el Gobierno) es que en el Cauca estamos cansados de ver armas, de ver nuestro pueblo desangrado, de ver que cada vez que un nuevo líder surge sea asesinado, de ver que es preferible comprar un fusil que apoyar un campesino para que siga haciendo lo que sabe hacer: sembrar comida.
Estamos cansados de ver que un consejero presidencial califique a las víctimas de la violencia como migrantes, pero la realidad es que personas honradas se ven obligados a desplazarse a una ciudad, donde las oportunidades son nulas, en un lugar donde te miran como extranjero, indigente o delincuente. Estamos cansados de que el mismo Gobierno justifique las masacres en pueblos que lo único que necesitan es tierra para trabajar, y que condecore a los militares que las ejecutan. Estamos cansados de que las guerrillas involucren a los jóvenes en una guerra que no queremos pelear, guerra donde nunca habrá un ganador; estamos cansados de que los paramilitares masacren familias enteras, porque en algún momento llegó alguien con un fusil, exigió un vaso de agua y un informante dijo que era guerrillero.
Cansados, en fin, de que muchos periodistas nos califiquen y recriminen, que se ensañen contra nuestros dirigentes tildándolos de guerrilleros y acosándolos cada vez que tienen oportunidad.
Pese a todo, ¿el Gobierno quiere que se le dé apoyo a sus instituciones?, ¿que no seamos neutrales?, exigiendo constantemente que nos manifestemos de forma contundente contra las guerrillas; lo hemos hecho, y muchas veces. Pero ¿cuántas veces el Gobierno se ha manifestado en contra de los crímenes de los militares aliados con paramilitares?, ¿cuántas veces ha criminalizado y atacado a los políticos que se beneficiaron electoralmente de estos crímenes? ¿Por qué estos políticos son tan cercanos al Gobierno? ¿Por qué reciben con los brazos abiertos a un grupo de asesinos en el Congreso y Casa de Nariño, pero no abren espacio para dialogar con la minga indígena?
Muy seguramente para el Gobierno, para la clase dirigentes de este país, la oposición a las políticas de comercio y seguridad planteadas por el Gobierno es simplemente lo que muchos asesores externos, políticos de izquierda y enemigos del Gobierno han manifestado y no son ideas propias de un puñado de indios analfabetas.
Pero la realidad es otra, es una respuesta en defensa de nuestra cultura, nuestro territorio, es una voz clara de que no queremos ser esclavos de multinacionales, y que no queremos que ningún colombiano lo sea. Queremos que toda Colombia entienda que somos uno solo, que debemos conservar nuestros recursos, nuestra cultura, nuestra unidad y no ser lo que los países desarrollados: consumidores compulsivos, arrasadores de recursos, de vidas, sin pensar en los daños que se le hacen a la Madre Tierra, queremos que todos los colombianos entiendan que esta tierra la recibimos en préstamo de nuestros hijos, y no en herencia de nuestros abuelos. En memoria de la Gaitana, Juan Tama, Benjamín Dindicue, Manuel Quintín Lame, Álvaro Ulcue y todos los mártires de nuestro pueblo, el Cauca no es un departamento más y, a diferencia de muchas zonas olvidadas del país, es un departamento que se ha mostrado y ha generado alternativas; es un departamento que no está dispuesto a ser vendido al mejor postor, como lo pretende hacer el Gobierno, con su ley de páramos, donde tendremos que pedirle permiso a un extranjero para entrar a nuestros lugares sagrados. Queremos seguir siendo lo que hemos sido siempre: el territorio del gran pueblo (Cxab Wala Kiwe).
* Ingeniero electrónico Estudiante de maestría en ingeniería - Automatización industrial Universidad Nacional de Colombia (Sede Manizales)
Milton Orlando Sarria Paja *

Miércoles 4 de MArzo de 2009

Miércoles 4 de MArzo de 2009
El Teimpo, Colombia

Miércoles 4 de Marzo de 2009

Miércoles 4 de Marzo de 2009
El Espectador, Colombia


Bogotá 22 Nov 2008 - 7:20 pm
Tensa reunión entre minga indígena y Gobierno

La Minga busca la Plaza
El abuso por parte de la fuerza pública, la devolución de sus tierras y las víctimas del volcán, han sido los principales reclamos de la minga.

La cita, que se realiza en una de las sedes del estatal Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), ha estado acompañada de fuertes`tensiones. Entre los puntos que se han dialogado también están la devolución de las tierras ancestrales a esas comunidades y la violación de los derechos humanos contra los indígenas.

El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, dijo que designará una comisión especial para esclarecer los hechos sucedidos en el caserío La María, perteneciente al municipio de Piendamó, donde al parecer agentes de la policía agredieron a los indígenas.

Los líderes de las comunidades nativas Luis Evelis Andrade y Aida Quilcue reclamaron la presencia del presidente colombiano, Álvaro Uribe, de visita en Perú para la cumbre del Foro de la APEC, para iniciar el debate.

Sin embargo, acordaron con el ministro de Interior y Justicia, Fabio Valencia, avanzar en la discusión de los puntos de debate e invitar al relator especial para los pueblos indígena de la ONU, James Anaya, como observador.

Por su parte, el ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, aseguró que el Gobierno cumplirá los compromisos pactados de compra de tierras para los indígenas, pero que no aceptará vías de hecho para lograr la titulación de los predios.
"Hay cosas que no se transan como el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, y las leyes aprobadas de desarrollo rural y estatuto minero", a las cuales se oponen los indígenas.

El pasado viernes la minga permaneció por más de cuatro horas en una concentración en la Plaza de Bolívar. Hacia las cinco de la tarde regresó al campus de la Unal.
La minga indígena llegó el pasado jueves a Bogotá después de un recorrido que inició en Cali el pasado 10 de noviembre. Los cerca de 10 mil marchantes se establecieron en el campus de la Universidad Nacional donde se espera que permanezcan hasta el domingo.

Varios líderes tomaron el micrófono para alentar a la comunidad y dirigir lo que fue una monumental concentración.Durante su llegada a Bogotá la Alcaldía Local dispuso todo un plan de contingencia para evitar represamientos en las vías.

Además, la Secretaría de Salud decretó alerta amarilla en la red hospitalaria para atender cualquier emergencia que se presente con la minga.

La llegada

Después de cinco horas de caminata desde Soacha, los indígenas llegaron a la Universidad Nacional. Este viernes la minga se tomará la Plaza de Bolívar.

La Autopista Sur, desde Soacha hasta la carrera 30, fue conquistada el pasado jueves por los "guerreros milenarios" que desde el 10 de octubre marchan en búsqueda de la devolución de sus tierras, el rechazo al Tratado de Libre Comercio y el respeto a sus derechos como comunidades indígenas.

Desde las ventanas de las casas, las aceras y los puentes peatonales, los bogotanos seguían la mancha de colores que se movilizaba con paso firme. Algunos aplaudían por su causa, otros los miraban como si fueran personajes sacados de algún relato fantástico. Con bastones de madera que tenían cintas de colores en los extremos, los indígenas creaban cercos de seguridad para protegerse y mantener el orden.

Durante su caminar permanecían en silencio, mientras escuchaban con atención el discurso de uno de sus líderes que los animaba a no desfallecer ante su causa. En sus rostros se veía la satisfacción del deber cumplido. Cada vez que sonaba el himno de la guardia indígena, los marchantes detenían su paso y bailaban al ritmo de los tambores.

"Ahora vamos a llegar a la Universidad Nacional a descansar. El viernes, hacia el mediodía, haremos presencia en la Plaza de Bolívar para solicitar el debate. Estaremos con la defensora internacional de los derechos humanos", decía Aida Quilcue, consejera mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca.

Lunes 5 de enero de 2009

Lunes 5 de enero de 2009
Polo Democrático, Colombia


Escondida, temerosa por su vida y con protección de la Guardia Indígena permanece Aída QuilcuéLunes 5 de enero de 2009


Entrevista a la lìder indìgena Aída Quilcué luego del asesinato de su esposo Edwin Legarda por parte del Ejército Nacional.
"Los indígenas terminamos siendo una oposición frente a las políticas del Gobierno, frente al proceso de desarrollo, que en muchos casos ha significado violaciones a los derechos humanos. Nos convertimos en un riesgo para el Gobierno".
"No basta con que maten a Aída, no basta con que hayan matado a Edwin, no basta con que maten a muchos dirigentes, porque nuestras comunidades seguirán firmes en la resistencia y en la lucha por la vida".
Tomado de El Tiempo.
Información relacionada:
El Polo condena asesinato de Edwin Legarda, esposo de la Consejera Mayor del CRIC, Aida Quilcué.
El crimen del comunero indígena Edwin Legarda en Inzá, departamento del Cauca, es un crimen de Estado - Senador Alexander López.
Rechazamos el vil asesinato de Edwin Legarda cometido por el ejército colombiano - PDA Valle del Cauca.
Atentado en el Cauca contra dirigencia del CRIC - PDA Cauca.
Foto: Archivo / ELTIEMPO
Tres semanas después de la muerte de su esposo, Edwin Legarda, la dirigente del pueblo nasa habló con EL TIEMPO desde un lugar que ni siquiera miembros de su círculo cercano conocen.

EL TIEMPO: ¿En qué va la investigación sobre el asesinato de su esposo, Edwin Legarda?

Aída Quilcué: Según parece, quienes lo mataron perseguían a una cabecilla de las Farc. Yo, como Consejera Mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) estaba señalada como tal. Lo que quería comprobar el Gobierno era que el Cric y el movimiento indígena eran de las Farc. Queda una testigo, que ya habló con la Fiscalía sobre lo que pasó realmente. Ella ha sido objeto de acoso por hombres que también han preguntado por mí, en un carro sin placas.

¿Qué quieren callar quienes la persiguen?

Los indígenas terminamos siendo una oposición frente a las políticas del Gobierno, frente al proceso de desarrollo, que en muchos casos ha significado violaciones a los derechos humanos. Nos convertimos en un riesgo para el Gobierno.

¿La persecución que usted denuncia viene de parte del Gobierno?

Es el Gobierno, porque la Fuerza Pública que asesina a mi esposo es del Gobierno.

¿Usted responsabiliza directamente al Presidente o a su Ministro del Interior?

En el Consejo Comunitario del 13 de marzo del 2007, el Presidente dijo directamente que los indígenas eran de las Farc y que había que ofrecer recompensas. ¿A qué otros responsables puedo buscar además de quienes nos han señalado?

Con estos antecedentes que usted relata, ¿se sentará en la mesa de concertación el 23 de enero?

Cuando marchamos, lo hicimos para limpiar el buen nombre del movimiento indígena. ¿Qué encontramos? La muerte de mi esposo. No hay garantías. No quiero decir que no me vaya a sentar, pero lo voy a evaluar seriamente.


¿Cómo está manejando su seguridad personal?

El Gobierno, por presión internacional, me asignó medidas cautelares, aunque yo no veo seguro tampoco eso. La semana pasada, en La Plata, Huila, me abordaron cinco motos con dos patrullas de la Policía y me trataron como si fuera una delincuente.

¿Tiene escoltas?

No tengo escoltas del DAS ni de la Sijin, nunca los aceptaré.

Estoy con la guardia indígena.

¿Ha pensado en salir del país?

No pienso hacerlo, mi vida está aquí.

Es grave que usted como líder de un movimiento social tenga que estar escondida y temiendo por su vida...

Me da mucha tristeza. Perdí a mi esposo y cada vez que me movilizo pienso en mi hija. No quiero dejarla sola. Sé que los espíritus, Dios y quienes están cerca de mí me van a proteger. Esa es la única confianza que tengo.

Todos los ataques son para usted, ¿Aída Quilcué es indispensable para la Minga?

Puede ser así, pero estoy plenamente segura que si alguna vez me pasara algo, a pesar de ser indispensable, surgirán muchos más y hay muchos. No basta con que maten a Aída, no basta con que hayan matado a Edwin, no basta con que maten a muchos dirigentes, porque nuestras comunidades seguirán firmes en la resistencia y en la lucha por la vida.

Hay quienes dicen que usted encabezaría una lista al Senado en 2010, ¿en qué va eso?

He sido respetuosa de los procedimientos colectivos que tenemos. Eso lo definirán las autoridades indígenas en su debido momento.